UN MODELO
EDUCATIVO PARA EL FUTURO DEL DEPARTAMENTO
El sistema educativo actual en Colombia,
particularmente en nuestro departamento, enfrenta una crisis de relevancia que
limita el desarrollo de las nuevas generaciones y frena el progreso económico y
social. Durante doce años, los estudiantes transitan por la primaria, la
secundaria y el bachillerato bajo un modelo educativo nacional que prioriza la
memorización de conocimientos teóricos, pero que, al final, no los prepara para
enfrentar los retos prácticos de la vida ni para contribuir al desarrollo de su
entorno. Este modelo, centrado en la competencia por obtener mejores resultados
en pruebas estandarizadas como el ICFES o las Pruebas Saber, ha demostrado ser
ineficaz para formar un capital humano capaz de responder a las necesidades
reales del departamento. Es imperativo replantear este sistema educativo para
alinearlo con la vocación agrícola, ganadera e industrial de la región,
formando técnicos especializados que impulsen la industrialización y generen
riqueza a partir de conocimientos prácticos.
El modelo educativo actual, lejos de empoderar a
los estudiantes, los deja en una posición de desventaja. Al egresar del
bachillerato, muchos jóvenes carecen de habilidades prácticas que les permitan
integrarse al mercado laboral o emprender iniciativas propias. La educación que
reciben está desconectada de la realidad del departamento, donde la
agricultura, la ganadería y la agroindustria son pilares fundamentales de la
economía. El "Inventario Industrial 2023" y el "Inventario
Empresarial 2023" revelan un panorama que respalda esta necesidad: se
identifican 2 termoeléctricas, 19 industrias molineras de arroz, 20 plantas
secadoras de arroz, 12 plantas extractoras de aceite, 2 plantas de beneficio,
39 procesadoras de alimentos y 155 grandes empresas de construcción, lo que
subraya la importancia del sector agroindustrial y la infraestructura. Además,
la presencia de 10 fábricas de zapatos, 271 empresas de confecciones, 330
industrias metalmecánicas, 1 refinería de petróleo, 1 refinería de gasolina, 4
empresas de plásticos, 44 fábricas de lácteos, 28 de ladrillos, 31 fábricas de
muebles, 21 industrias de bebidas y 685 empresas de turismo (RNT) indica una
demanda diversa de mano de obra calificada. En lugar de fomentar la
memorización de datos que difícilmente se aplican en contextos reales, el
sistema educativo debería enfocarse en desarrollar competencias técnicas en
áreas como la metalurgia, los procesos agropecuarios y la agroindustria. Estas
disciplinas no solo son relevantes para la vocación económica del departamento,
sino que también representan oportunidades para generar empleo, innovación y
crecimiento sostenible.
La industrialización, un objetivo estratégico
para el desarrollo del departamento, requiere un cambio de paradigma en la
educación. Las industrias locales, que ya existen y tienen un potencial
significativo, necesitan apoyo en forma de tecnología, créditos y, sobre todo,
un recurso humano capacitado. Un modelo educativo orientado hacia la formación
técnica permitiría a los jóvenes adquirir habilidades específicas que les
permitan integrarse a estas industrias o incluso liderar proyectos de
transformación de los productos agrícolas y ganaderos. Por ejemplo, formar
técnicos en procesos agropecuarios no solo respondería a la demanda de mano de
obra calificada en las plantas molineras, secadoras y extractoras, sino que
también impulsaría la innovación en la transformación de derivados agrícolas,
agregando valor a la producción local. Asimismo, la capacitación en
metalmecánica podría atender las necesidades de las 330 industrias
metalmecánicas y las 155 grandes empresas de construcción, mientras que
programas en turismo podrían aprovechar las 685 empresas registradas. Del mismo
modo, la formación en confecciones, calzado y plásticos podría fortalecer
sectores emergentes.
Para lograr este cambio, es necesario rediseñar
el currículo educativo desde sus cimientos. Esto implica priorizar la enseñanza
de habilidades prácticas sobre la acumulación de conocimientos teóricos,
incorporar programas de formación técnica desde la secundaria y establecer
alianzas con las industrias locales para ofrecer prácticas profesionales que
conecten a los estudiantes con el mundo laboral. Además, el modelo educativo
debe ser flexible y adaptarse a las particularidades de cada región, reconociendo
que las necesidades del departamento no son las mismas que las de otras zonas
del país. Un enfoque basado en la vocación agrícola y ganadera, con un énfasis
en la agroindustria, permitiría al departamento aprovechar sus recursos
naturales y humanos de manera más efectiva, especialmente considerando la
diversidad industrial reflejada en los inventarios. Las universidades que hacen
presencia en el departamento deben desarrollar investigación que genere
conocimiento y no solo alimente el ego de los investigadores, con un enfoque
sobre las vocaciones que tiene el departamento, enfocadas al desarrollo de
nuevas tecnologías y alineadas con el desarrollo empresarial.
En conclusión, el modelo educativo actual no
responde a las necesidades del departamento ni prepara a los estudiantes para
contribuir al desarrollo económico y social de la región. Es hora de abandonar
un sistema que premia la memorización y adoptar uno que forme técnicos
capacitados en áreas estratégicas como la agroindustria, la metalurgia, la
construcción y el turismo, alineándose con los datos del "Inventario
Industrial 2023" y el "Inventario Empresarial 2023". Este cambio
no solo beneficiará a los jóvenes al brindarles herramientas para su futuro,
sino que también impulsará la industrialización y el crecimiento económico del
departamento. La educación debe ser el motor que transforme nuestra vocación
agrícola y ganadera en una fuente de riqueza y progreso, y para ello, debemos
actuar con decisión y visión de futuro.
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