Consejos para la vida
Cuando seas grande, hij@, quiero que camines por la
calle y la gente te salude con respeto. No por tus títulos ni por tus premios,
sino por la dignidad que representas, por tus valores y por tu identidad como
llaner@. Porque vale más un “Don” ganado con humildad que un doctorado en manos
de alguien arrogante y soberbio, que cree que su conocimiento lo pone por
encima de los demás. Forja tu camino al andar, pero camina pausado. La vida,
aunque parece larga, también es corta. A los 10 años, una década parece una
eternidad. A los 20, sigue siendo mucho tiempo. Pero cuando llegas a los 30, ya
no parece tanto, y menos aún a los 40 o 50. Por eso, trázate metas: a corto,
mediano y largo plazo. Planifica con propósito, porque el tiempo pasa rápido y
cada paso cuenta.
En el amor, sé cauto y prudente. El amor es como
una ruleta: no sabes si encontrarás a tu alma gemela. Busca a una mujer con
valores y principios, alguien que te valore como hombre y como persona. Trátala
siempre con respeto y cariño. No te diré que hay un secreto para el amor,
porque no existe. Solo ábrele tu corazón con sinceridad.
En cuanto a los amigos, con el tiempo aprenderás
que los verdaderos se cuentan con los dedos de una mano, y aún te sobrarán. A
menos que seas un borrachín, tendrás muchos conocidos, pero pocos amigos
sinceros y leales. Esfuérzate por cultivar uno o dos amigos de verdad, aquellos
que te den un buen consejo o te apoyen en los momentos difíciles.
Con el dinero, sé muy prudente. Es como el agua: se
escurre entre las manos si no lo cuidas. Todavía eres ingenuo, con poca
malicia, pero necesitarás aprender a ser astuto para no caer en las trampas de
bandidos, estafadores o vividores. Evita los problemas al máximo, porque
desgastan y te hacen perder tiempo.
La vida no es solo risas y felicidad. También tiene
momentos difíciles que requieren tacto y mucha prudencia. Quiero que
desarrolles la capacidad de enfrentar los desafíos y superarlos con
inteligencia. Entre las crisis económicas o amorosas, mantén siempre la calma.
Espero de corazón que las enfermedades nunca toquen tu cuerpo y que sepas
aprovechar cada oportunidad que la vida te ofrezca.
Recuerda: con esfuerzo, dedicación y disciplina,
todo se logra. Nada cae del cielo. Todo requiere empeño, largas horas de
trabajo y compromiso. No te rindas en el primer intento ni en los momentos
difíciles. La vida premia la constancia, y tarde o temprano, tus esfuerzos
darán frutos. Pero no todo es dinero. Hay cosas que valen más, como la
felicidad de ver la sonrisa de un niño al recibir un regalo o las pequeñas
cosas que dan sentido a la vida.
En la política, no te dejes llevar por pasiones ni
ideologías. Los políticos suelen manipular a las personas para servir a sus
propios intereses. Defiende causas nobles, aquellas que beneficien a la gente
de tu tierra, pero no te ciegues por el fervor de un color —sea rojo, azul— ni
por un personaje público. Por lo general, son ególatras y vanidosos, sedientos
de poder, y solo piensan en sí mismos. Si hay guerra, huye. Nunca te conviertas
en soldado de sus causas, pues ese es el papel de los incautos, los “idiotas
útiles” que sirven a otros.
Deja un legado en lo que ames, ya sea un arte, una
obra o una acción que trascienda y deje huella. Siembra un árbol, escribe un
libro y, sobre todo, sé buena persona con tus semejantes.
Por último, hijo, entiende que la vida tiene un
propósito: servir. Quien no nace para servir, no sirve para vivir. Vive con
humildad, entrega y propósito, y encontrarás sentido en cada paso que des.
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