Entre religiosos y políticos: una hipocresía al descubierto

 

 

Entre religiosos y políticos: una hipocresía al descubierto

 

La política en nuestra realidad se maneja con una Biblia en la mano, pero las prácticas clientelistas y corruptas persisten. Los políticos se presentan como intachables, asegurando que no cometen pecados, pero se descuida él amigo y seducen a su pareja o tienen hijos fuera del matrimonio. Se proclaman devotos de lo divino, pero no resisten la tentación de desear a cuanta mujer se cruza en su camino. Claro, son humanos y errar es humano, pero la hipocresía no tiene justificación.

 

La Biblia misma nos habla del rey Salomón, quien se equivocó, pidió perdón y fue perdonado. Sin embargo, nada más indignante que ver a estos líderes pagando a pastores para que eleven oraciones a cambio de "bendiciones divinas". Hablan de pulcritud, pero ¿cuál pulcritud? Exigen coimas con la misma avaricia que los gobernantes de antaño, o incluso peor.

 

Estos personajes pasaron de ser familias humildes a convertirse en poderosos terratenientes, agricultores y ganaderos. Nadie critica la prosperidad, pero no cuando se logra a costa del erario público. Ya no se conforman con carros modestos; ahora desfilan en vehículos de última gama. ¿Tanta "bendición" les cae del cielo? Solo un pueblo engañado podría creerlo.

 

Con una Biblia bajo el brazo y un séquito de hombres de fe, estos políticos persisten en su estrategia: persuadir incautos y sobornar pastores. Pero la justicia divina llegará, y entonces pagarán por sus fechorías. Han instrumentalizado la palabra de Dios para su beneficio, utilizando iglesias enteras bajo la invocación divina para amasar fortunas y saciar sus deseos carnales, no con una amante, sino con muchas.

 

A los cristianos que han apoyado a estos falsos profetas, un llamado claro: no se dejen manipular. Estos líderes solo buscan su propio bienestar. Observen las mansiones donde viven, la vida de lujos que llevan a costa de quienes los respaldan, a quienes solo visitan en época electoral. No sean cómplices de estos lobos con piel de oveja.

 

La política y lo divino no van de la mano; es un nido de corrupción. ¿De dónde, si no, surge tanta riqueza de la noche a la mañana? Podrán evadir la justicia terrenal, pero saben que la divina no les dará tregua. La moralidad que pregonaban se desvaneció al llegar al poder, dejando solo codicia y lujuria.

 

Las redes sociales lo confirman: todos sabían de las infidelidades, de las esposas y las amantes. ¿Ese es el ejemplo de moralidad pública que ofrecen? Basta de falsos pastorcillos y mentirosos. Es hora de desenmascarar a estos hipócritas y exigir una política que no se esconda tras una Biblia para justificar la corrupción.

 

 


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