Esta
imagen refleja la cruda realidad que vivimos millones de colombianos: tras
esperar en una fila interminable —que puede durar desde una hora agotadora
hasta tres horas agónicas—, rogamos que tengan el medicamento, que lo entreguen
completo o que no exijan una autorización por puro capricho. La humanización escasea
entre quienes desempeñan esta labor; son pocos los funcionarios que aún
conservan sensibilidad humana. Ojalá nunca les toque enfermarse.
La verdad sobre el problema de los medicamentos en
Colombia
El problema de los medicamentos
en Colombia en 2025 es una crisis compleja que afecta a pacientes con
enfermedades crónicas como cáncer o diabetes, quienes enfrentan escasez y
dificultades de acceso. Esto se refleja en largas filas, protestas y un aumento
del 80% en tutelas entre 2023 y 2024 para exigir tratamientos. La crisis,
agravada desde 2022, tiene raíces en la insuficiencia financiera del sistema de
salud, donde la Unidad de Pago por Capitación (UPC) de 1.3 a 1.5 millones de
pesos por paciente no cubre los costos crecientes, generando deudas de hasta
500.000 millones de pesos con gestores farmacéuticos como Audifarma o Cruz
Verde, quienes han suspendido entregas por falta de pago.
El gobierno de Gustavo Petro
señala un supuesto "acaparamiento" por parte de estos gestores,
proponiendo medidas como allanamientos, aunque criticadas como poco viables.
Los gremios, por su parte, culpan a la desfinanciación y a retrasos en pagos
gubernamentales de hasta 600 días, con una deuda total cercana a los 4 billones
de pesos. La dependencia de importaciones, afectada por crisis globales como la
guerra en Ucrania, y la concentración del mercado en pocos actores (cinco
controlan el 80% del suministro) agravan el problema. Soluciones como compras
centralizadas o ajustes a la UPC se han planteado, pero la falta de
coordinación y recursos mantiene la crisis activa, forzando a los pacientes a
racionar dosis o buscar donaciones.
Diferencia de precios de los fármacos entre Colombia y
sus vecinos
Sí existe una diferencia
significativa en los precios de medicamentos entre Colombia y sus vecinos,
influida por regulación y sistemas de salud. Desde 2013, Colombia controla
precios de fármacos de alto costo, lo que los hace más baratos que en Panamá,
donde un medicamento como el telmisartán puede costar hasta 10 veces más por la
falta de regulación. Comparado con Ecuador y Perú, los genéricos en Colombia
son competitivos gracias a la referenciación internacional, aunque Brasil, con
su industria local y subsidios, ofrece precios más bajos en algunos casos, como
la insulina.
Países como Uruguay o Panamá
registran costos hasta un 67% mayores que Colombia para ciertos fármacos, según
estudios regionales. Sin embargo, la dependencia de importaciones encarece los
medicamentos en toda la región, y en Venezuela la hiperinflación distorsiona
cualquier comparación. En resumen, Colombia tiene precios más bajos que algunos
vecinos como Panamá, pero no siempre supera a Brasil o Perú, dependiendo de las
políticas locales y la capacidad industrial.
Salida a la problemática de los medicamentos
Resolver la crisis de
medicamentos en Colombia requiere un enfoque integral. Primero, fortalecer la
financiación del sistema de salud ajustando la UPC y saldando deudas de 4
billones de pesos para restablecer el suministro. Segundo, reducir la
dependencia de importaciones incentivando una industria farmacéutica nacional
con subsidios y alianzas, como han hecho Brasil o India. Tercero, implementar
una compra centralizada eficiente, con auditorías para evitar corrupción, y
diversificar la distribución para romper la concentración en pocos gestores.
Además, una plataforma digital
para rastrear inventarios y campañas de prevención podrían optimizar recursos y
reducir la demanda a largo plazo. La cooperación internacional, como compras
conjuntas con Brasil o Perú, también es viable. El desafío es lograr voluntad
política y coordinación entre gobierno, EPS y privados. A corto plazo, girar
recursos es urgente; a largo plazo, un sistema autosuficiente y equitativo es
la clave para garantizar el acceso a medicamentos.
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